domingo, 27 de julio de 2008

La nueva configuración del imperialismo y el Movimiento Comunista Internacional

En el ámbito de la "izquierda" se esgrime desde hace tiempo que la crisis del movimiento comunista internacional se debe más que a nada a la falta de una luminaria moderna que desarrolle las teorías de los padres del marxismo-leninismo. Una causa de esta magnitud fundamenta dos posiciones que nos pueden llevar al mismo lugar, las de quienes sustantivan en el anacronismo de las ideas revolucionarias, la imposibilidad de que sobre ellas puedan brotar teorías subsiguientes al marxismo-leninismo. En este caso no se trataría de la incapacidad de los partidos y de sus seguidores para investigar, sino de que se ha secado la fuente de donde mana las musas de la inspiración. Y las de quienes acomodan sus creencias en que la inoperancia de los partidos trasluce una manifiesta insolvencia a la hora de analizar las condiciones económicas actuales. En este juicio se magnifica a Lenin que supo redondear las investigaciones de Marx y Engels.

 

En cierto modo, estos últimos llevan bastante razón; aunque, habría que matizar; pues de no hacerlo cometeríamos el gravísimo error de arrinconar a Lenin en los años en que vivió, con lo que nos entregaríamos con el equipaje repleto al ideario burgués y reformista. El leninismo estaría muerto y esta conclusión derivada solo satisfaría a los enemigos de la clase obrera.

 

Los comunistas no podemos dejarnos seducir por los cantos de sirena, nos apremia saber discernir si las alabanzas a los clásicos fluyen en el escritor de turno desde sus entrañas avivadas por un estado de ánimo optimista, pero no dañino, o si por el contrario forman parte de un proyecto destructivo de largo alcance.

 

Si como se puede observar en determinados politólogos, resulta preciso e imprescindible actualizar los estudios que llevó a cabo Lenin acerca del imperialismo al haber sido desbordados por el acontecer histórico, la argucia queda al descubierto, lo que se nos pide no es profundizar en el leninismo persiguiendo su adecuación temporal, en cuanto sí se refieren a minarlo, socavarlo y derribarlo. Hay que hilar extremadamente fino o caeremos en la tupida trampa que nos tienden.

 

Por enésima vez la apologética burguesa nos emplaza a enredarnos en la polémica que le conviene hasta descentrarnos de los problemas acuciantes ¿escribió Lenin para su época? ¿De qué época estamos hablando? Cuando se nos alecciona con la ligereza que hacen algunos analistas nos viene enseguida a la cabeza el método de análisis burgués. La burguesía explota la metafísica para sus exámenes que es el modo superficial de ver las cosas, prescindiendo de las interconexiones de los fenómenos. Los ideólogos del sistema capitalista disponen la historia por años, siglos, etapas comprendidas entre hechos, gestas, guerras, etc. sin atender al modo de producción existente que fondea y explica cada momento de la historia.

 

No vamos a apearnos en este apartado, solo nos detendremos un instante para demostrar que apoyarse en una imaginaria diferencia de épocas entre Lenin y nuestros días no es más que  la válvula de escape que activan frecuentemente quienes no tienen otro argumento para validar su deserción del campo revolucionario. Lenin tuvo el honor de describir como nadie su "época" que no es otra que la fase superior del capitalismo, el imperialismo. Comparemos pues la definición que da Lenin a la fase que le tocó vivir con la situación contemporánea:

1)                 La concentración de la producción y del capital llega hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica.

2)                 La fusión del capital bancario con el industrial, y la creación, sobre la base de este capital "financiero", de la oligarquía financiera.

3)                 La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande.

4)                 La formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo.

5)                 La terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes (Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo.)

6)                

Por más tretas y subterfugios no es posible separar los grandes aspectos distintivos de una y otra "época", sencillamente porque nos referimos al mismo periodo, el imperialismo capitalista, que aún no ha terminado y cuyos rasgos vemos que fueron descritos magistralmente por Lenin. ¿Significa, entonces, que debemos copiar literalmente cuanto dijo e hizo Lenin, el partido bolchevique? Claro que no. Los leninistas sabemos diferenciar la esencia del fenómeno. En el supuesto que tratamos la esencia es la misma, en cambio el fenómeno o forma en que ésta se manifiesta puede diferir solamente por el grado de desarrollo en que se encuentra. La esencia del fenómeno nos explica el motivo de su aparición, las leyes de su existencia, las contradicciones intestinas que les son propias, los caminos que toma su evolución y sus cualidades determinantes. Pero mientras la esencia permanece oculta el fenómeno es externo y puede inducir a error a aquellos que ignoren la dialéctica materialista.

 

La sociedad rusa que produce la Revolución de Octubre y la sociedad española de hoy son capitalistas (esencia) y ambas estás contenidas en la larga etapa del imperialismo (fenómeno); sin embargo, la progresión cuantitativa y cualitativa de las fuerzas productivas entre otras, está ahora mucho mas avanzada, pero siempre encuadradas en las mismas relaciones de producción capitalista, (esencia). Lo que nos indica que en estos momentos por el grado del desarrollo del imperialismo, las condiciones para la revolución son infinitamente mejores que en la época de Lenin contraviniendo las teorías del reformismo que al observar el fenómeno elude la esencia y se deja persuadir por el fenómeno. Los reformistas entienden por  fuerzas productivas desarrolladas, unos medios de producción superdesarrollados y en consecuencia unos trabajadores con alto poder adquisitivo, constituyendo ambas cualidades un hándicap en vez de una premisa para la revolución. Ambas apreciaciones son erróneas, pues sería de desear la existencia del imperialismo y cuanto más evolucionado tanto mejor, y como se verá el desarrollo de las fuerzas productivas no lleva implícito el "enriquecimiento" del proletariado.

 

Según Lenin el fenómeno (lo que aparece a nuestra vista)  solo nos permite urdir las tácticas y estrategias que nos descubran la esencia tal como es, con el único empeño de destruirla y junto a ella hacer desaparecer para siempre el fenómeno dañino. En cambio para el oportunismo con tan solo modificar o atenuar los efectos del fenómeno sería suficiente. Como es lógico la esencia (capitalismo) permanece incólume regenerando una y otra vez el fenómeno (imperialismo). Es como estar afectado de una infección (esencia) y la combatimos con analgésicos cada vez más fuertes, hasta que nos calmen el dolor y nos bajen la temperatura febril. Resulta evidente que mientras no se erradique la infección, ésta seguirá produciendo fiebre y dolor con mayor o menor gradación.

 

Concluyamos diciendo que el leninista analiza las formas que adopta el imperialismo en cada etapa de su desarrollo para programar tácticas y estrategias que nos lleven hasta la esencia o ley que las determina, es decir, las relaciones de producción explotadoras con su Estado protector, con las miras puestas en suplantarlas por la dictadura del proletariado que constituye la esencia, germen o ley de la nueva sociedad.

 

Así pues, el imperialismo irguiéndose con sus rasgos distintivos dimanantes del desarrollo de las relaciones de producción capitalista, como fenómeno, puede exteriorizar peculiaridades transitorias en su desarrollo. Y decíamos al principio que en la actualidad nos ofrece el mejor contexto para la revolución proletaria a lo que habría que añadir que además de poder darse en un solo país, está en proceso de maduración las premisas que hará posible la subversión en grupos de países y consecuentemente y a la par abre las perspectivas para la recuperación del Movimiento Comunista Internacional sobre bases prácticas, que antes no existían o se manifestaban en estado embrionario.

 

 

 

NUEVOS FACTORES EN LA ESTRUCTURACIÓN CONTEMPORÁNEA DEL IMPERIALISMO

 

La presencia del campo del socialismo asfixiaba al imperialismo obligado a desenvolverse en un mundo angostado territorialmente que le obstruía su expansión por varios motivos. La situación política mundial ilustraba un aspecto absolutamente distinto al de hoy. Al calor de la Unión Soviética se desarrolló el Movimiento de Liberación Nacional. También países variados de todos los continentes siempre amparado en la existencia de la URSS buscaron vías de desarrollo independientes al dominio imperialista (Países No Alineados) Semejante configuración del panorama mundial impele al imperialismo a soportar tiempos de inquietud especial y en determinada medida se ve forzado a controlar sus propias contradicciones interimperialistas, al pretender impedir la solución de sus problemas de competencia en el marco de la guerra, que a propósito de la experiencia histórica "beneficiaría al socialismo" (Ley sobre la competencia entre monopolios) reprimiendo de este modo la evolución natural de los rasgos contemplados por Lenin.

 

Sin embargo, todo cambia a raíz de la muerte del campo del socialismo y encadenado con la situación postrimera de la URSS se fue definiendo un nuevo universo político y económico en el que los límites anteriores se superaron de modo espectacular. Los antiguos países socialistas se transforman en un bocado exquisito atractivo al insaciable apetito imperialista. Ahora es un mercado de producción baratísimo a la par que un mercado de consumo virgen. Las antiguas colonias a pesar de su independencia recién "conquistada" no pueden liberarse totalmente del influjo del campo imperialista. Por su escaso desarrollo industrial, por su pobreza, se vieron abocadas a recurrir a las multinacionales y también a préstamos cicateros que las atan aún más a la economía imperialista, es el neocolonialismo. Una vez fijadas las reglas que reforzarían la nueva dependencia, los Estados imperialistas impulsan gobiernos dictadores que actúan como verdaderos títeres en la defensa de los intereses imperialistas en su propio país, así como en el concierto de las naciones, decantándose con sus votos a favor de las propuestas internacionales de su imperialismo "protector"

 

A finales de la década de los 70 comenzó una nueva estrategia económica por parte de las grandes empresas, o mejor sea dicho, va tomando cuerpo. Las voluminosas concentraciones de trabajadores en un solo centro laboral, ya no reportan los beneficios deseados por las empresas capitalistas que apuestan por la reconversión en una doble vertiente: incrementando el capital constante (maquinarias) en detrimento del capital variable (fuerza de trabajo) y promocionando una nueva división del trabajo vía empresas auxiliares. Método que se centra en disminuir "costes" y responsabilidades, simultáneamente a anular los efectos del absentismo laboral. La empresa principal reduce su plantilla prácticamente al ensamblaje del producto, cediendo a las empresas auxiliares la fabricación de buena parte del proceso de producción. Pasando a ser competencia exclusiva de éstas su personal contratado a tal efecto y la entrega en el tiempo concertado con la empresa principal de la materia elaborada. Esta por su lado, impone los precios a los que han de laborar las auxiliares reservándose el derecho de aplicarles sanciones si se verifica un retraso en la entrega de los materiales en las optimas condiciones exigidas.

 

La minoración de las plantillas de las grandes firmas que utilizan el procedimiento descrito cedió terreno al oportunismo, que como de costumbre aprovechó la coyuntura para teorizar el deterioro de las fuerzas del proletariado y su relego a un segundo plano en el proceso revolucionario, perdiendo según las citadas conjeturas su carácter de protagonista supremo, por tanto su cualidad de director del mismo. Al cabo de los años la realidad muestra una clase obrera mucho más numerosa.

 

A su vez, la comparecencia en el mercado internacional de países orientales, Corea, India, China, etc., quiebra el perfil de países productivos desarrollados. Europa y más aún EE.UU. se resienten por los bajos precios de los productores asiáticos que obligan a modificar el rumbo y el destino de los inversionistas. Por un lado, deciden reubicar sus centros de producción en determinados países al olor de los bajos costes, o bien importan los productos ya elaborados con precios ruinosos ocasionando el cierre de empresas autóctonas, especialmente en EE.UU. en donde además fomenta la fuga del dólar y actúa como factor causante del incremento del desempleo.

 

Por otra parte, la "apertura" al mercado de la Europa del este, amplía la división del trabajo a escala mundial. Unas veces con la ambición de situarse provechosamente en un mercado por explorar, las multinacionales trasladan sus instalaciones a esos países, con la garantía de contar con una fuerza de trabajo barata y adormecida social y políticamente fruto de su historia reciente. En otras ocasiones procurando reducir los costes de su proceso de producción, lo que da lugar a que las multinacionales descentralicen a partir de este momento todas sus operaciones diversificándolas entre países de todos los continentes, donde además de contar con fuerza de trabajo baratísima, obtienen todo tipo de facilidades, como asimismo consiguen subvenciones importantes de sus gobiernos con tal de que fijen sedes en sus respectivos países. Con la nueva estructuración, para poder efectuar el ensamblaje de un producto, por ejemplo un coche, habrá que reunir los elementos elaborados en distintos países de continentes dispares. La caja de cambio fabricada en Sevilla por la empresa Renault es suministrada a varias naciones.

 

La ampliación que tiene lugar en  la división del trabajo internacional no anula en todo caso la relación empresas principales-auxiliares. En buena medida, ya sea por separado o unidas van erigiéndose en un rasgo subalterno a los descritos por Lenin, a tener en cuenta en la estrategia de los partidos comunistas.

 

Otro aspecto importante del momento actual, es que como resultado del gran desarrollo de las empresas capitalistas se observa la tendencia por parte de estas a desdeñar sectores económicos que aunque tienen una enorme repercusión en el proceso productivo en la cadena internacional, sin embargo, no proporcionan beneficios en las cantidades codiciadas por los grandes capitalistas. Sectores en los que habrá que profundizar, dado que sus características son óptimas también para la estrategia de la lucha de clase.

 

Para los marxistas el mundo físico y social es una cadena ininterrumpida de causas y efectos y cada eslabón contiene un nudo de contradicciones que afirman primero y niegan después el fenómeno. Los resultados que busca la burguesía: expansión, maximización de los beneficios, seguridad política, se ven perturbados por contradicciones implícitas convertidas en premisas para su refutación.

 

NUEVAS PREMISAS

 

En conjunto los datos analíticos que aportamos espejean una configuración mundial que debe su origen a la liquidación del campo del socialismo, sin esta circunstancia hubiese sido imposible, cuyas singularidades detallamos a continuación

 

·                     El producto bruto mundial presenta un nuevo rol, poco a poco las neo colonias, países del antiguo campo del socialismo y naciones emergentes y subdesarrolladas van desarrollando mayor porcentaje de dicho producto, rozando en estos momentos el cincuenta por ciento.

·                     La aportación al producto bruto mundial no implica el enriquecimiento de estos países, menos aún el aumento del nivel de vida de sus trabajadores. Pues la economía continúa concentrándose en manos de reducidos grupos de multinacionales y monopolios que se embolsan los beneficios.

·                     No obstante en estos países se desarrollan las fuerzas productivas; aunque las fuerzas de trabajo perciben bajos salarios

·                     La anterior visión del panorama internacional nos muestra una nueva cara en la que los países dependen de los vaivenes  de las políticas dentro de un conjunto de países cada vez más dispersos y dispares en lo que respecta cultural, social y políticamente.

·                     Debido a la relación empresas principal-auxiliar una huelga en la auxiliar provoca el efecto dominó, dañando inmediatamente el proceso de producción completo paralizando una cadena de empresas del mismo país e incluso de varias naciones.

·                     La ampliación de la división internacional del trabajo es causa del mismo efecto. Si una de las empresas de la cadena entrase en conflicto con sus trabajadores paralizarían  todos los demás eslabones de producción.

 

 

 

EJEMPLOS PRACTICOS DE LAS NUEVAS PREMISAS

 

 

            A principio de este mes de Julio, se produjo una huelga que corrobora cuanto venimos exponiendo. 26 trabajadores de la subcontrata Eulen que opera en la factoría Renault de Sevilla decidieron plantarse en huelga por varios motivos. Los trabajadores no tasaron previamente sus posibilidades, es decir, no conocían el alcance total de su decisión, solo se movieron guiados por la indignación contra su empresa.

 

            El cometido de estos trabajadores consistía en arrimar la materia prima a la cadena de producción, así como cargar y descargar los camiones para el almacenaje o expedición.

 

Tan solo había transcurrido un día de huelga, cuando saltó la sorpresa. Se les comunica a los trabajadores de Eulen que se les va a conceder todas sus reivindicaciones, en las que se incluía, la readmisión de un compañero despedido, Parecía insólito, pero no lo era. Con un único día de huelga habían paralizado el proceso de producción de Renault en Sevilla. Dado que en Sevilla se  fabrica las cajas de cambio para varios países y lugares de producción de Renault, era inminente la falta de trabajo y por tanto la paralización de las factorías de Valladolid, Francia etc. Por esta razón la gerencia de Renault obligó a Eulen a satisfacer las demandas de sus trabajadores.

 

            Pero, si el desarrollo de la división internacional del trabajo implica contradicciones, no menos complicaciones para el capitalismo derivan de la búsqueda del beneficio voluminoso. Atrás quedan sectores productivos singulares por su pequeña dimensión en el origen, pero que al dispersarse en su comercialización su abarque se hace inconmensurable.

 

            Empresas italianas como OMER y METALFER abastecen prácticamente a toda Europa de tubo-camisas que forma parte del cilindro hidráulico, el elemento indispensable para la automatización de maquinarias de toda índole. En el supuesto de acaecer un conflicto laboral en cualquiera de las dos empresas, sus ondas expansivas alcanzarían a toda Europa.

 

            En lo que respecta al estado español, cinco comerciales suministran dichos tubos a la metalurgia: MICRACRÓ (Madrid) PROTUBSA (Álava y Tarragona) ACEROS Y TUBOS S.L. (Valencia) PENINSULAR DE VÁSTAGOS (Sevilla) y DURALCROM (Barcelona). Salvo PROTUBSA que pertenece al grupo Bianco de Italia (con 20 trabajadores-directos entre sus dos instalaciones) las otras cuatro son empresas pequeñísimas  (MICRACRÓ con 7 trabajadores-directos, ACEROS Y TUBOS S.L. Y PENINSULAR DE VASTAGOS con 2 trabajadores-directos cada una y DURALCROM empresa familiar de 6 trabajadores-directo) Es decir, 37 trabajadores-directos tienen en sus manos el que funcione o no el metal español, que a su vez afectarían negativamente a sectores tan importante como la maquinaria de obras públicas y agricultura, también lesionarían gravemente las fabricaciones de multibasculantes, ascensores (construcción) de maquinarias para la madera, para la cerámica etc.

 

 

 

LA UNIDAD DE LOS COMUNISTAS Y ACERCA EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL

 

           

            La configuración moderna de la economía imperialista debe contemplarse más allá de la posibilidad de entorpecer coyunturalmente amplios sectores productivos con el "mínimo esfuerzo". También nos ofrece la oportunidad de ir sentando las bases para la unidad de los comunistas en España y simultáneamente, cimentar el renacer del Movimiento Comunista Internacional.

 

            Partimos de la realidad básica de nuestra propia historia cubierta de  experiencias muy ricas, pero a la vez llena de amargura. Desde los principios de los años 70 del siglo pasado se han sucedido todo tipo de unificaciones de los comunistas. En el campo del maoísmo tuvo especial resonancia la protagonizada por ORT y PT que apenas se sostuvo varios meses hasta desaparecer ambos partidos sin dejar estelas de su vida en la Tierra. En el bando trotskista también el teatro de las unificaciones escenificó la pérdida de varios grupos después de fusionarse en un solo partido (AC, OC.) Pero será desde la adscripción prosoviética el lugar que propició mayor número de fracasos. Todos los congresos o intentos de unidad estuvieron alumbrados directamente o influenciados por caminos indirectos desde las embajadas de países del campo del socialismo: OPI-PCOE, PCE VIII-IX CONGRESOS (una facción de Madrid)-PCOE y otras tantas de diversos grupos. No obstante, merece especial mención por la envergadura de su montaje, la creación del PC. que ha dado lugar al PCPE actual.

 

 Tras los rublos soviéticos, miles de "comunistas" de todas las procedencias se unieron al proyecto de la embajada de la URSS en Madrid, de una forma bastante peculiar. Se editó un documento al que cualquiera podía adherirse como afiliado. Más lejos del leninismo imposible. El hecho es que se formó un partido ecléctico con el beneplácito y la subvención de la Unión Soviética y con el reconocimiento de un gran número de partidos comunistas de todo el mundo, adjudicándoles al nuevo partido el grado de cooficial junto al PCE. Sin duda asistíamos a los últimos efluvios pestilentes de la grave descomposición que aquejaba al Movimiento Comunista Internacional. De la noche a la mañana se monta un partido con lujosas sedes y con miles de afiliados, cualquier comunista honrado diría que esta parte de la historia del comunismo español es deshonrosa y aberrante.

 

            Durante el denominado proceso de unidad entre PCPE-PCOE, los camaradas que se opusieron, se basaron en la historia de las unificaciones de los últimos 30 años, al advertir que se procedía con idénticas facturas.

 

            En la teoría todos los partidos coincidimos en que para unir a las fuerzas comunistas disgregadas, entre otras condiciones que deben considerarse, dos son determinantes: haber practicado durante un tiempo la unidad de acción para conjuntar las tácticas, conocerse y coincidir ideológicamente.

 

 Expuesta así, la propuesta resulta engañosa y demasiado peligrosa. Se supone que los partidos que han celebrado congresos de unificación observaron en su día estos términos y a pesar de ello todas las unificaciones fracasaron rodeadas de escándalos impropios de comunistas, casi siempre con la desaparición de los dos partidos o bien con el rompimiento en tres o más grupos. ¿Por qué?

 

El problema lo originaba siempre el alejamiento de la clase obrera. Un partido comunista separado del movimiento obrero, es un partido desprovisto de objetividad en sus análisis, sus sentimientos se vuelven subjetivos al no cotejarse con la realidad objetiva (clase obrera). Su ideología, sus tácticas y estrategias, también al no contrastarse en la práctica con el desenvolvimiento de los trabajadores no presentan garantías de certeza y se transforma en un mundo imaginario e idealista. En cambio, el entroncamiento en el proletariado es la regla fija para depurar vicios y conductas equivocadas, que de otro modo permanecerían ocultas esperando el momento de manifestarse. El subjetivismo domina siempre a la ideología y a los buenos deseos.

 

Separados del movimiento obrero los partidos ven frustradas sus necesidades de llevar a cabo la unidad de acción, cuyo escenario indefectible son las luchas populares (sindicatos, comités de empresas, asociaciones de vecinos etc.) que significan trabajo cotidiano, reuniones entre militantes y direcciones con el fin de afirmarse o de  replantearse conjuntamente las tácticas, que irían permitiendo la aproximación de las ideas, de las actividades y de las conductas, o por el contrario, se produciría la exhumación de las diferencias subyacentes, muy necesario porque ocasionaría el propósito de disiparlas. Así se va construyendo el nuevo partido. El tiempo es lo de menos. Pero, las prisas, los intereses inconfesables, la lucha por la supervivencia, son proclives para dar el salto en el vacío.

 

Con el  desprecio sin más de este procedimiento, la unidad de acción se reduce al reparto de octavillas, a la realización de pintadas, a la asistencia de actos y poco más, que es asumible por cualquier partido con ideología no precisamente igual. La unidad de acción se convierte en una pantomima sin que sirva para lo que es patrocinada. Como consecuencia de esta anomalía, si a los partidos implicados les bastan con la unidad de acción ficticia corren el riesgo de que las diferencias tácticas, los matices separadores, las concepciones partidistas de luchas de masas, siempre subjetivas afloren cuando termine el congreso de unidad y se comience a "convivir". El efecto suele ser inmediato, un nuevo rompimiento de carácter más dramático. Esta ha sido la constante de nuestra historia y será por los siglos, en tanto los partidos se muevan por deseos y soslayen la realidad que les rodean. Naturalmente, hablamos de la unidad de los comunistas y no de la integración de un grupo en otro, que salvo honrosas excepciones suele verificarse por intereses extraños  y se lleva a cabo por el grupo minoritario sin condiciones.

En el estado español, en unos lugares más, en otros menos, al margen de las formas de aplicarse, se dan condiciones que antes estaban negadas para proceder a la unidad de acción en el seno de las organizaciones de masas, especialmente en el movimiento obrero, debido en primer lugar a que la situación sindical ha variado sustancialmente desde hace una década, a lo que se une la consolidación de la división nacional del trabajo, que nos obliga a los partidos comunistas a estudiar detalladamente todos los puntos estratégicos del movimiento obrero. No es ningún descubrimiento estelar afirmar que ninguno de los partidos que nos reclamamos comunista, posee ni la fuerza ni la capacidad para abordar aislado dicho cometido en toda su amplitud.

 

Ahora bien, la unidad de acción debe partir de concreciones y no de generalizaciones  y deseos. Es necesario, asimismo obligado basarse en esa verdad objetiva e inapelable, que consiste en reconocer a las organizaciones de masas representativas que ya existen, independientemente de que en estos momentos, en el que triunfa el oportunismo, las organizaciones estén dirigidas por el reformismo, tal es el caso de los Comités de empresas, única manifestación aglutinadora que se da en el interior de los centros de trabajo frente a la acción disgregadora de los sindicatos.

 

El PCOE muestra su disposición de discutir cuanto concierne a la unidad de los trabajadores por medio de los comités de empresas, a compartir sus experiencias con los demás partidos, a rectificar sus proyectos en los errores que sean manifiestos.  A la misma vez que expresamos con rotundidad, que perseveraremos en nuestra táctica si es preciso en solitario en el caso de ser desoídas nuestras propuestas. Nada ni nadie nos podrá distanciar de nuestra meta sin aportar alternativa definida, salvo la constatación de la ineficacia del método empleado.

 

La dinámica de los hechos ha templado el estado del movimiento comunista español en estos años, dejando atrás en el camino a organizaciones incompetentes, frenando el desarrollo a otras incapaces de examinar con ecuanimidad el mundo que nos rodea. De ahí que las que quedan en pie, han de sentir la necesidad de encaminar la unidad de acción por los derroteros que hemos elegido, puesto que ningún otro partido ofrece un programa concretizado a la solución del problema.

 

En la hora actual hablar de la unidad de los comunistas en el estado español, es cuando menos una incongruente proposición. Entre los partidos se dan diferencias estatutarias abultadas, en la concepción del estado, en el tipo de sociedad por la que luchar, formas de lograrlo etc. De nuevo la unidad de acción refrendada por el movimiento obrero se impone para ir acercando posiciones en todas las cuestiones planteadas.

 

Al igual que en el área local, en el ámbito internacional las nuevas condiciones del  imperialismo demanda cambios en la actuación de los partidos  hasta que cristalice en un Movimiento Comunista Internacional diferente.

 

Sin renunciar al pasado, sí que exigimos como partido revolucionario y parte del movimiento comunista internacional, se revise la negritud de tiempos anteriores, para que nunca más vuelvan.

 

Las relaciones entre partidos hermanos tienen que estar presididas por la ética comunista, es decir, por la igualdad en el trato. No más miradas por encima de los hombros amparados en la "oficialidad". El PCOE vivió la amarga experiencia de defender a ultranza el marxismo-leninismo, mientras que sus militantes que vivían en el campo del socialismo eran ilegales por no plegarse a deseos extraños, en tanto que a los reformistas, por ser "oficiales" se les trataban fraternalmente.

 

El PCOE guarda en su memoria vergonzosas situaciones sufridas, debido al comportamiento de determinados partidos, no solo de los que detentaban el poder en los países socialistas, sino también de aquellos otros trasuntos del PCUS  y que transcurrido el tiempo aún no han realizado las pertinentes autocríticas; en cambio, se han cebado con denuncias hacia el llamado "partido guía" para zafarse de cualquier responsabilidad.

 

Creemos que la revisión de los hechos más fructífera es el destierro de las malas artes, sustituyendo el oportunismo por el leninismo en la vinculación entre organizaciones revolucionarias. En el mismo sentido,  opinamos que el referente para que un partido sea convocado a encuentros internacionales debe ser su adscripción al marxismo-leninismo, independientemente de que en un mismo país exista más de un partido o de lo contrario, se continuará con los vicios de tiempos inveterados, con la salvedad de que ya caben excusas expiatorias pues desapareció el campo del socialismo.

 

Desde la caída de la URSS,  el internacionalismo proletariado de las últimas décadas ha sido más un propósito de intenciones que una realidad práctica, basándose exclusivamente en la elaboración de documentos de partidos que mostraban su rechazo a la política imperialista sin traducción alguna en los campos de batallas de la lucha de clases.

 

Con los cambios operados en la estructuración económica del imperialismo, la práctica anterior va quedando obsoleta. La moderna división del trabajo mundial aconseja también la puesta al día del internacionalismo proletariado. Como quiera que la cadena productiva de una determinada firma está diseminada por varios países, si bien una huelga de uno de los eslabones provocaría el colapso en el resto de la cadena, también significa que en un proceso de nacionalizaciones el rompimiento de la cadena por uno de sus eslabones no supone la pérdida de toda la empresa por parte de sus dueños, que además está en disposición efectiva de sustituir el eslabón perdido con tremenda facilidad en otro lugar. Por otro lado la nacionalización de un eslabón es insuficiente para la elaboración del producto completo. Es pues necesario el ejercicio práctico del internacionalismo proletario en ambos supuestos. Internacionalismo que se ha de forjar en reuniones de los partidos comunistas afectados.

 

Como ya vimos anteriormente además de  provocar las circunstancias últimas, hay que contemplar que la división internacional del trabajo va equiparando el nivel de las fuerzas productivas universalmente, constituyendo un  aporte mas e incluso mucho mas importante, que podría conducir al debilitamiento de un conjunto de eslabones en la cadena imperialista con lo cual se puede soñar con un futuro socialista más allá de las fronteras de un país aislado.

 

Por todas estas razones el PCOE sugiere el estudio de la formación de un moderno Movimiento Comunista Internacional adecuado a la contemporaneidad de los rasgos del imperialismo.

 

 

 

22 de Julio del 2008

 

jueves, 17 de julio de 2008

Socialismo significa justicia social e igualdad.

Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en las conclusiones de la primera sesión ordinaria de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Palacio de las Convenciones, La Habana, 11 de julio de 2008, "Año 50 de la Revolución".

Compañeras y compañeros:

La Declaración de apoyo a nuestros cinco compatriotas que sufren injusta prisión en cárceles de los Estados Unidos, aprobada por esta Asamblea, es otra modesta acción en la lucha por su libertad, en la que no cejaremos hasta su regreso, con el apoyo creciente de quienes en el mundo creen en la justicia.

A Gerardo, Antonio, Ramón, Fernando y René, enviamos un fuerte abrazo del Parlamento cubano (Aplausos).

Una parte importante de las reuniones de ayer y en esta primera sesión, por la mañana, aunque más breve, la dedicamos a analizar asuntos tan vitales como la protección del trabajador y su derecho a un retiro justo.

El anteproyecto de la nueva Ley de Seguridad Social —y repetimos algunas de las cuestiones que ya ustedes han tratado con profundidad, para información directa a nuestro pueblo—, y sobre todo los cambios propuestos en la edad de jubilación y los años laborados para tener derecho a ella, se corresponden con la realidad de un país donde la esperanza de vida es cada vez más alta y la natalidad se mantiene, desde hace algunos años, en cifras muy bajas, fenómenos típicos de países desarrollados, lo único que en nuestro caso es en un país subdesarrollado y tiene sus propias características, por lo tanto.

Permítanme dedicar unos minutos a insistir, ampliar o actualizar sobre algunos de los datos que ustedes recibieron o fueron expuestos, ayer y hoy, como ya dijimos, brillantemente por el Ministro de Trabajo y Seguridad Social, sobre todo en la versión de ayer, que fue mucho más amplia, acerca de estos dos indicadores: esperanza de vida y natalidad, que fundamentan la necesidad de modificar la Ley de Seguridad Social, con el objetivo de informar directamente a nuestro pueblo, como ya dijimos.

Aquí tengo el "Resumen ejecutivo del cálculo de la Esperanza de Vida en Cuba", concluido hace sólo unos días por la Oficina Nacional de Estadísticas y que todavía no se ha publicado.

Leo un párrafo del mismo:

"Cuba alcanza en el período 2005-2007 una esperanza de vida al nacer de 77,97 años para ambos sexos: 76 para los hombres y 80,02 para las mujeres".

Dicho en otras palabras, ese privilegio que disfrutan por igual todos los cubanos, nos sitúa dentro del 25% de la población del planeta cuyos niños pueden aspirar a vivir 77 o más años. Significa también que nuestros compatriotas viven cinco años más que el promedio del resto de los latinoamericanos y caribeños.

No hay diferencias notables entre las provincias, pero como dato curioso les digo que la de más bajos resultados es la capital con 76,81 años. ¿Dónde están los habaneros, de la capital, me refiero? Están allí, bien, los saludo; y los más altos están en Las Tunas con 79,28. ¿Dónde están los tuneros? Los felicito. Así que no aconsejo emigrar de oriente a occidente a quienes aspiran a vivir lo más posible (Risas).

Cabe un chiste, si me lo permiten. Esto último que dije en la realidad debiera ser así, pero no va a poder ser así; porque, por ejemplo, ningún habanero quiere ser policía, y hay que traer, no miles, decenas de miles de policías, sobre todo de las provincias orientales, con los problemas que eso trae, y que cuando ya tienen experiencia quieren retornar, una gran parte, como es natural, al lado de su familia, por la falta de vivienda, etcétera, etcétera.

Parece que los habaneros ninguno quiere ser policía. No va a poder ser así como expresábamos en el documento —y sigo haciendo el chiste; mis chistes llevan de vez en cuando algún un mensaje—, porque, ¿quién va a construir en La Habana si no vienen de casi todo el país y muy especialmente de oriente constructores?, porque en La Habana casi nadie quiere ser constructor; parece que hay muchas posibilidades, aunque todos los trabajos son honrosos. Hasta maestros hay que traer de las provincias del interior, y sobre todo de oriente, para la capital. Y la capital creo que es la que más habitantes tiene.

En el futuro —nos rompemos la cabeza—, cómo resolvemos el problema de los policías, cómo resolvemos el problema, más complicado aún, de la falta de constructores, con tantas cosas que hay que construir, con las empresas de materiales de construcción que estamos haciendo un esfuerzo por desarrollar, con inversiones en nuevas fábricas de cemento que se están proyectando y el incremento o ampliación de las existentes, como uno de los componentes principales para la construcción, etcétera, etcétera.

Yo pienso —y sigo en el chiste, advertiré cuando concluya—, y le decía al ministro del Interior, Colomé, en días pasados cuando analizábamos estos problemas: "Va a llegar el momento en que tendremos que plantearles a todas las provincias, incluso, a la microprovincia de mi amigo Kcho —digo microprovincia porque es un municipio especial que siempre ha aspirado a ser provincia, y no puede ser porque va a salir más caro—, que cada una de las provincias debe tener sus constructores, debe tener sus propios maestros, y debe tener sus propios policías, por solo mencionar tres actividades importantes".

¿Qué opinan ustedes? Creo que hay que buscarlos, tenemos que ponernos a pensar. Si no vienen los orientales a cuidar los habaneros, empiezan a incrementarse los robos... Es solo para que piensen.

Se acabó el chiste, sigo en el discurso.

En el período 1950-1955, etapa en la que atacamos el Cuartel Moncada, la esperanza de vida al nacer era de poco más de 59 años, o sea, desde entonces se ha incrementado casi 20 años, a pesar de las dificultades impuestas por el bloqueo y el resto de las agresiones del imperio, a las que se sumaron posteriormente los problemas derivados del período especial. Es sin duda una gran victoria de la Revolución.

Otro indicador muy importante, por su implicación en el tema que analizamos, es cuánto más vivirá como promedio un cubano que en estos momentos arribe a los 60 años de edad. Es lo que se denomina esperanza de vida geriátrica —o sea, lo que se vive después de los 60 años de edad—, que actualmente es de 20,8 años para los hombres, el octavo lugar a nivel mundial junto a Francia e Italia —añado que Estados Unidos ocupa el 10—, y para nuestras mujeres esa esperanza de vida geriátrica es de 23,4 años, el puesto 16 en el planeta y por delante de países como el Reino Unido, Dinamarca y Noruega.

A esos años de jubilación hay que agregar los más de veinte que como norma abarca la etapa de niño y estudiante, en que lógicamente tampoco se produce nada, sino se adquieren los conocimientos necesarios, cuestión igualmente esencial.

O sea, durante un período superior a los 40 años, algo más de la mitad de la expectativa de vida de un cubano, todos los gastos en que incurre los asumen quienes trabajan, que como explicaré más adelante —y ya se ha hablado sobre ese tema ayer y hoy— tienden a ser cada vez menos los que trabajan.

Es una situación demográfica y económica muy diferente a la existente el primero de mayo de 1963, que fue el año en que la Revolución promulgó la Ley 1100, que por primera vez garantizó en nuestro país seguridad social a todos los trabajadores y sus familias.

A partir de ese día, el Estado revolucionario asumió además los gastos de las 55 llamadas "cajas de retiro", existentes hasta entonces, incapaces de pagar las pensiones a miles de obreros que habían contribuido a estas durante toda su vida laboral, para enterarse en la vejez que esos fondos fueron robados por funcionarios de los gobiernos corruptos anteriores a 1959, y sobre todo por la tiranía batistiana, dejándolos en total desamparo.

De esa fecha, mayo de 1963, data el establecimiento de la edad de jubilación en 60 años para los hombres y 55 para las mujeres. Un momento en que el principal problema del país eran los miles de desempleados existentes, cuando los indicadores de la natalidad rompían el récord histórico y la esperanza de vida era aún relativamente baja; en el año 1963 era de 62 años.

La realidad actual es radicalmente distinta e impone extender la vida laboral activa de los ciudadanos. Recuerden que en el presupuesto aprobado por esta Asamblea para el presente año, los gastos de la seguridad y asistencia social representan el 13,8%, una cifra cercana a los 5 200 millones de pesos.

A lo anterior se suma el problema de la baja natalidad, persistente desde hace varias décadas. Este y otros factores motivaron que la población ha ido disminuyendo ligeramente en los últimos años.

En el 2006 los nacimientos llegaron al nivel más bajo en los últimos 60 años y la población decreció en más de 4 mil habitantes respecto al año anterior. El año pasado, 2007, decreció un poco menos, producto de un pequeño incremento de la natalidad, pero se mantuvo la tendencia.

La combinación de todos esos procesos comienza a reflejarse de manera desfavorable en la población en edad laboral. Si en 1980 arribaron a ella —o sea, a la edad laboral, en 1980, hace cerca de 30 años— más de 238 mil jóvenes, el pasado año esa cifra fue de algo más de 166 mil —o sea, 72 mil menos— y se estima descenderá hasta unos 129 mil para el 2020.

Esos mismos pronósticos indican —como repitió en la mañana de hoy el Ministro del Trabajo— que en el año 2025 habrá unos 770 mil ciudadanos menos en edad laboral que los actuales y en los términos de la Ley de Seguridad Social vigente, serían más los que saldrían de la vida laboral activa que los que se incorporarían a ésta.

Son además problemas, como todos los demográficos, que no pueden solucionarse en cortos plazos ¡y el tiempo pasa rápido!

Las personas con más de 60 años constituyeron en el 2007 el 16,6% de los habitantes del país (un año antes eran el 15,9%, o sea, en el 2006), y seguirá aumentando esta proporción en forma cada vez más pronunciada en los próximos años.

En realidad, no hemos descubierto nada nuevo. Como reflejan los datos en poder de ustedes, las modificaciones incluidas en este Proyecto de Ley se aplican desde hace años por naciones que enfrentan similar situación demográfica —las cifras exactas las dio por la mañana el compañero Morales Cartaya: los países desarrollados en general y la cantidad que han tenido que dar este paso—, a pesar de que, como es conocido, estos amortiguan los efectos negativos mediante el robo de cerebros y la importación de mano de obra barata procedente del Tercer Mundo. Y cuando se presentan situaciones de crisis se produce el fenómeno que acabamos de criticar con esta declaración aprobada por la Asamblea hace unos instantes.

Algunos datos. Edad de jubilación en los Estados Unidos, 65 años, tanto los hombres como las mujeres; igual en Canadá y México, entre otros de América. En Europa existen los mismos parámetros de 65 años para ambos sexos en Finlandia, Suecia, España y Alemania; y en Asia, Japón. Pudieran citarse otros.

Veamos los que tienen establecido 65 años para los hombres y 60 para las mujeres —como se propone en nuestro caso. En América están Argentina, Brasil y Chile, entre otros; en Asia, Israel e Irán, y en Europa Italia, Polonia, Rumania y Austria—que, esta última, ya anunció lo elevará a 65 años para las mujeres. Hay más ejemplos.

Además, muchos países han privatizado el sistema de seguridad social o no abarca a toda la población. En buena parte del mundo, el neoliberalismo ha optado sencillamente porque el Estado se vaya quitando de encima el problema y cada cual se las arregle como pueda.

Y no se trata sólo de cifras, es evidente que la generalidad de los cubanos, como todos aquellos que en el mundo cuentan con adecuados servicios de salud y una alimentación satisfactoria, llegan en buenas condiciones físicas y mentales a los 60, los 65 e incluso a edades más avanzadas. Es algo que se aprecia a simple vista, aunque como ocurre en toda regla, hay excepciones que la Ley tiene en cuenta.

Además, en su inmensa mayoría son profesionales, técnicos o personas que dominan un oficio valioso, a veces deficitario y sumamente necesario al país, por tanto se sienten en posibilidades de seguir aportando y de recibir la retribución correspondiente.

Esta es una vía al alcance de las reales posibilidades económicas actuales, de incrementar los ingresos de un importante sector de la población, me refiero, desde luego, a quienes se jubilen de acuerdo con las normas de la nueva ley.

Me he extendido, pero pienso que el tema lo merece.

El anteproyecto de Ley presentado incluye otras posibilidades, como la de reincorporarse al trabajo recibiendo el salario completo a quien se jubile bajo las nuevas reglas, repito: bajo las nuevas reglas. También modifica el cálculo de las pensiones, de forma que los que se jubilen cumpliendo los nuevos requisitos de edad y número de años trabajados, recibirán una pensión superior, más en correspondencia con el aporte, el salario y la permanencia laboral.

Además se estudia, aunque no como parte de esta Ley, la posibilidad de tener más de un contrato laboral y percibir la totalidad de los ingresos correspondientes, por la persona que lo desee, el denominado pluriempleo.

Como ya se ha explicado, la aplicación de las nuevas reglas será un proceso gradual que abarcará los próximos siete años, con el objetivo de no afectar a los trabajadores que arribarán en ese período a las edades de jubilación previstas en la Ley actual, y deseen acogerse sólo a sus beneficios.

Incluso se pensó inicialmente en una etapa de transición de diez años, pero mientras más la extendamos, se nos vendría encima una crisis cada vez mayor, ya que, como se ha anunciado, a partir del año 2020 —que faltan sólo 11 años— serían más los que saldrían de la vida laboral activa que los que se incorporarían a ésta, en los términos de la Ley de Seguridad Social vigente. Recuerden, además, lo que se dijo también, y hace unos momentos lo decía en este discurso, en el año 2025 tendremos unos 770 000 trabajadores menos. De ahí la decisión de proponer que sean en siete años.

Una vez incorporadas las consideraciones emitidas por los diputados en estos días y las que se recibirán de las consultas previstas con los trabajadores, se redactará el proyecto de Ley que someteremos a la aprobación de la Asamblea en la próxima sesión ordinaria, a finales de año.

Es un nuevo paso, de los muchos que habrá que dar, en el establecimiento de normas y mecanismos dirigidos a que el salario recupere su papel.

Añado solamente que se continúa estudiando integralmente el problema del salario, para irlo incrementando de manera gradual y según prioridades. No menciono fechas ni sectores. Dependerá de la situación económica del país, inevitablemente vinculada a la crisis existente hoy en el mundo, la cual puede incluso agravarse. Es mi deber expresarlo con franqueza, pues no sería ético crear falsas expectativas. Decir lo contrario sería engañarlos.

Paso a abordar otro importante asunto: hoy nos faltan maestros y profesores. Por diversas causas miles ya no están en las aulas, algunos por jubilarse y otros al asumir nuevas responsabilidades fuera del sector de la educación, pues resultan cuadros idóneos para múltiples tareas y en todas partes los apetecen. A estos factores se suman los problemas del salario.

Y como una muestra de lo que dije, a los que ejercen o no, en el Consejo de Estado y en el Parlamento, yo les rogaría a los presentes que levanten la mano aquellos que lo son, o fueron maestros o profesores (Un grupo lo hace). ¿A ver en el Consejo de Estado? (Otros también). Podríamos fundar casi una universidad con ustedes (Risas).

Por lo tanto, hago un llamado a esos maestros y profesores a regresar a su noble profesión. En el caso de los jubilados aún con posibilidades de aportar su profesionalidad y experiencia frente a un aula, propondremos al Consejo de Estado, antes de que comience el nuevo curso escolar en el próximo septiembre, que hasta tanto se apruebe la nueva Ley de Seguridad Social a fines de año, autorice provisionalmente y de forma excepcional, que reciban desde su reincorporación, o sea, los maestros retirados que regresen, el salario íntegro previsto para la plaza, sin perjuicio del derecho a la pensión como jubilados, que reciban los dos completos (Aplausos).

Ahora, no basta con estas declaraciones ni los aplausos, empezando por el sindicato, la CTC, el Partido, las organizaciones de masa, que pueden colaborar mucho en esto, y todos nosotros hagamos un esfuerzo, porque el que más y el que menos conoce a un maestro; que, naturalmente, no basta la buena disposición. Hay que ver, según las normas que establezca la nueva Ministra de Educación, los que son aceptados o no.

Confiamos en que serán muchos los que regresarán para seguir aportando al avance de nuestra educación y con ello apoyar la preparación y el desarrollo de los maestros jóvenes, esos que han contribuido a que Cuba siga ocupando un lugar cimero en este decisivo frente, como lo demostró el reciente estudio realizado por la UNESCO, que sitúa a nuestro país en el primer lugar entre todos los de América Latina, en matemáticas y lectura de tercer grado y en matemáticas y ciencias de sexto grado, con más de 100 puntos por encima de la media regional. Existen deficiencias, las conocemos, pero no hay dudas de que nuestros maestros y profesores merecen el mayor reconocimiento y respeto de toda la sociedad, muy especialmente de padres y alumnos.

Recuerdo cuando hace unos años, ante la necesidad de modernizar de forma masiva nuestro armamento, se hizo igual llamado a los ingenieros, técnicos, obreros calificados y demás especialistas de la Industria Militar ya jubilados. Fueron muchos los que respondieron y se mantienen trabajando, entre ellos unas cuantas abuelas y abuelos.

Volviendo al tema del salario, todos quisiéramos ir más rápido, pero es necesario actuar con realismo, como no lo hacen quienes propalan por todo el mundo la absurda, aunque nada ingenua mentira, de que un trabajador cubano gana como promedio el equivalente a 17 dólares mensuales.

Recordé cuando el Ministro del SIME informaba el salario medio en 436 pesos. Dividido por 25, ¿cuánto da? Diecisiete o dieciocho dólares. Verás mañana mismo, en la prensa internacional que refleje tus palabras, que al citar eso pondrán: "Equivale a 17 ó 18 dólares mensuales."

Simplemente parten de dividir el salario medio en Cuba por la tasa establecida para las casas de cambio conocidas por CADECA, es decir entre 25. Lo hacen a sabiendas de que con 30 veces esos 17 dólares —por decir una cifra bien conservadora—, nadie en ningún país capitalista puede pagar aquello a que tiene acceso normalmente cualquier familia cubana, y sabemos los problemas que existen.

Un solo ejemplo, un núcleo familiar promedio paga mensualmente unos 118 pesos por los productos normados, todos subsidiados, cuyo costo a los precios actuales es de 61 dólares.

No significa que estemos satisfechos con lo alcanzado. Conocemos las dificultades, los productos que escasean o no alcanzan, y trabajamos para que sean menos cada día. Mientras más aportemos todos, más rápido se logrará, pues hay que estar consciente de que cada aumento de salario que se apruebe o precio que se establezca debe corresponder con las posibilidades de la economía.

De lo contrario, simplemente aumenta el dinero circulante, suben los precios de manera automática y no hay aumento real del poder adquisitivo. Estas no son cuestiones que se resuelvan con un decreto. En nuestro caso son aún más complejas porque la Revolución no aplica las llamadas "terapias de choque" —que ya empezamos a ver en todos los continentes en estos momentos—, que no son más que cargar sobre el pueblo todas las consecuencias de la crisis. Además subsisten vicios en la mente de cuadros y trabajadores como la indisciplina o la tolerancia ante ella, con incidencia directa en la productividad y la eficiencia.

Que el trabajador se sienta dueño de los medios de producción, no depende sólo de explicaciones teóricas —en eso llevamos como 48 años— ni de que su opinión se tenga en cuenta en la actividad laboral. Es muy importante que sus ingresos se correspondan con el aporte personal y el cumplimiento por el centro de trabajo del objeto social para el que se constituyó, es decir, alcanzar la producción o la oferta de servicios que tiene establecido.

En resumen, que cada cual reciba según su trabajo, y para ello deben cumplirse las siguientes premisas insoslayables:

Primero, que ese trabajo realmente aporte lo que todos después demandan recibir.

Segundo, orden, control y rigurosa exigencia que aseguren eficiencia, ahorro y eviten robos o desvíos de recursos.

Tercero, eliminar las gratuidades indebidas y el exceso de subsidios. Repito, eliminar las gratuidades indebidas y el exceso de subsidios.

Cuarto, un adecuado sistema de impuestos y contribuciones, de forma que todos aportemos al sostenimiento de servicios que se brindan gratuitamente o a precios fuertemente subsidiados, y a financiar actividades como la defensa, la seguridad y el orden interior, la administración pública y otras muchas imprescindibles para el funcionamiento de cualquier país.

Estoy tratando de recordar en qué momento hemos oído ese término de impuesto, porque me contaba un compañero el otro día que en un pequeño barrio de la provincia de La Habana, un campesino ganadero, contento con sus vacas, los planes que tenía de incrementar, al pago que ahora se les hacen, ya estaba organizando hacer el segundo piso en su casa, en el techo, para su hijo, estaba poniendo las primeras cabillas, y el compañero, que es de la ciudad y no conoce mucho del campo, le preguntó: "¿Y cuánto tú pagas de impuesto?" Y el otro le contestó: "¿Y eso qué es?"

Eso del campesino no es que sea un ignorante. A esta altura hay que ver cuántos ancianitos nos quedarán por ahí, entre el Ministerio de Finanzas y de Economía y Planificación, etcétera, que sepan algo de impuesto. Lo señalo porque hay que aplicarlos, y es un medio, además, de regulación de muchas cosas.

A fuer de sincero, les puedo decir que llevo semanas esperando el dato de cuántas cosas son gratis en este país o subsidiadas. Son tantas que todavía no tengo los datos.

En las noches de desvelo, que muchas veces son por estos temas, digo: "Estamos construyendo el socialismo". Después hago una mención de las reflexiones de Fidel, cuando el discurso famoso en el Aula Magna de la universidad hace unos años, y me pregunto: "¿Estamos haciendo el socialismo? Porque a fuer de sincero, también digo que, además de estos problemas que estamos analizando de la nueva Ley de Seguridad Social, se trabaja poco, se trabaja menos. Esa es una realidad que ustedes la pueden comprobar en cualquier rincón del país. Perdonen la crudeza de mis palabras, no es obligatorio estar de acuerdo con ellas.

Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo. Este, en última instancia, es también una forma de explotación: la del buen trabajador por el que no lo es, o peor aún por el vago.

Otro asunto decisivo es que la fuerza de trabajo esté donde se necesita. Por eso les decía que cada provincia debía tener sus propios maestros, sus propios médicos, sus propios constructores, etcétera. Y como somos una sola nación, y muy unida, si algún territorio necesita alguna ayuda, de cualquier tipo y en cualquier circunstancia, la recibirá de los demás; pero el Partido, las organizaciones sociales y de masas, los órganos del gobierno provinciales y municipales tienen que pensar en esas cuestiones, y como ustedes verán, lo que queremos es que pensemos y profundicemos. Y en todas esas visitas de los diputados —correcta decisión— a los municipios adonde fuimos elegidos es correcta, pero no ir por ir, no permitir que les hagan, como sucedió muchas veces, que nos reciben como si fuéramos una delegación extranjera o un representante del Cuerpo Diplomático, con un programita prefabricado.

Los menos jóvenes no recuerdan que desde este mismo atril, cuando las provincias informaban, que hace tiempo no informan, un presidente de gobierno, buen compañero, leyó un informe aquí, que yo no tuve más remedio —a pesar de la pena que me daba y la vergüenza ajena que me daba— que pronunciar un discurso fuerte, que trajo como consecuencia las destituciones de los responsables de eso, empezando por el Primer Secretario del Partido de la provincia, que fue Granma. ¿Dónde están los granmenses? ¿Se acuerdan de aquello? Todo preparadito, y aquí muchos diputados hablaron, diciendo maravillas de la provincia.

Recuerdo que nosotros hicimos alguna inspección; recuerdo que a Machado, que sabían que iba a visitar una escuela, le habían cortado la hierbita hasta del trillo en el campo por donde tenía que pasar. Y como fui a un lugar donde había muchos movilizados, yo veía desde el ómnibus —donde iban conmigo el secretario, el Presidente del Gobierno y otros compañeros, iba un grupo grande— que dondequiera había una bandera y una reunión, y era que lo habían preparado; sí, yo me di cuenta, pregunté: "¡Eh!, ¿y por qué están reunidos, son las 4:00 de la tarde?" Banderas, banderas cubanas, banderas del 26, no sé si estábamos próximos a algún aniversario, y me dijeron una mentira inaceptable: "No, como están en la emulación, ahora están analizando." Digo: "Dale para atrás, métete ahí", y entro a un campamento. Enseguida se presentaron los jefes del campamento, el discurso ya estaba escrito, el orador estaba ronco de practicarlo (Risas), porque delante de los propios dirigentes le dije: "Estás ronco, es que lo practicaste mucho." Y dice: "¡Oh!, desde que me llamó el Secretario del Partido estoy practicando" (Risas).

Los menos jóvenes se acordarán de eso. Yo, que sigo joven, me sigo acordando de eso y jamás se me olvidará.

Otro asunto decisivo —les decía— es que la fuerza de trabajo esté donde se necesita. De lo contrario, pregunto, ¿quién va a sembrar para obtener los alimentos que consumimos y suben constantemente de precio en el mercado internacional? Yo lo simplifico a veces y pregunto: ¿Quién va a sembrar los frijoles? ¿Quién va a construir las obras que se requieren? ¿Quién va a producir lo necesario para mantener esos crecientes gastos de la seguridad social de que hablábamos, de la salud, la educación?, por sólo mencionar esas tres importantes conquistas sociales, a las que el país destina cerca del 43% de los gastos presupuestarios, y si les añadimos los del deporte y la cultura, estas cinco esferas: seguridad social, salud, educación, deporte y cultura representan el 55% del Presupuesto Nacional del presente año; el 45% es para el resto de las actividades del país.

Las plazas que otorgan los centros educacionales deben ser proporcionales a las necesidades y posibilidades futuras de empleo de cada lugar específico. Repito: Las plazas que otorgan los centros educacionales deben ser proporcionales a las necesidades y posibilidades futuras de empleo, y además ser ocupadas por los realmente interesados en llevar a la práctica esos conocimientos. Pregunten cualquier dato, que hay quien se gradúa en una cosa y a los tres meses está en otra, y eso cuesta. Hay quien por no ir a un lugar se matricula en un tecnológico y después hace sus maniobras y sus cosas para ir a otro lugar.

Ustedes vieron a una diputada aquí hablar de las necesidades de los politécnicos, tecnológicos, dijo, para el Ministerio de la Industria Sideromecánica.

Aquí voy a hablar de la agricultura y de las tierras que se entregarán. ¿Estará por ahí María del Carmen, la ministra de la agricultura?, que anoche te pregunté un dato en la reunión que tuvimos del Consejo de Estado y del Buró Político, donde analizamos estas cuestiones y este discurso.

¿Tienes el dato de cuantos agrónomos tenemos graduados en el país y cuántos están trabajando en su especialidad?

María del Carmen Pérez

.- Sí. Ayer después conversé con el compañero Fernández y veía que en total se habían graduado más de 31 000 agrónomos, y en estos momentos en el sector, en el Ministerio de la Agricultura —no hablo del Ministerio del Azúcar— tenemos un 8%, alrededor de 6 000 ó 7 000 graduados de ingeniería agrónoma.

Raúl Castro

.- Deben haberse muerto algunos, algunos fallecidos, etcétera.

El Ministerio del Azúcar debe tener menos; no te pregunto (Se refiere a Ulises Rosales), que a ti no te pregunté ayer, ¿o lo tienes en la mente? ¿O me dices un más o menos?

Ulises Rosales

.- Compañero General de Ejército, nosotros tenemos el 20% y con los que están estudiando completamos, somos privilegiados por lo que se decidió con la tarea Álvaro Reinoso.

Raúl Castro

.- Claro, y la reducción del sector.

Pero ese es un ejemplo y no es el más elocuente. Pero a nivel territorial ustedes mismos pueden comprobarlo.

Gracias a los dos.

La armonía en la planificación y la organización es esencial en el socialismo. Su ausencia puede conducir a un caos más peligroso que el característico del capitalismo, donde las leyes del mercado terminan por establecer cierto orden y equilibrio, aunque sea a costa del sacrificio de miles de millones de seres humanos a escala mundial.

En el socialismo es indispensable que en los planes económicos la asignación de recursos se ajuste estrictamente a los ingresos disponibles. No podemos aspirar a que 2 y 2 son 5; 2 y 2 son 4; más bien a veces en el socialismo 2 y 2 da 3.

Les transmito estas ideas en primer lugar para incitarlos a pensar, no sólo a ustedes, compañeras y compañeros diputados, sino a todos los compatriotas, a todo el país. Algunas son valoraciones personales que no deben interpretarse como inmutables. Son asuntos que estamos en el deber de estudiar y debatir con profundidad de manera objetiva, única forma de continuar aproximándonos a las fórmulas más convenientes para seguir adelante con la Revolución y el socialismo.

No olvidemos la reflexión del compañero Fidel, en aquella trascendental intervención en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre del 2005, cuando dijo:

"Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo", hasta aquí sus palabras.

También es un concepto de validez permanente que mientras menos recursos existan, mayor disciplina se requiere y más hay que prever, planificar, organizar, exigir y ahorrar. Así lo impone con urgencia la actual coyuntura económica internacional y, por lo tanto, la nuestra.

Ya yo no soy muy joven, aunque me sienta joven, y muchas de estas cuestiones las hemos comprobado, las hemos practicado. Cuando teníamos un gigantesco ejército que llegó a tener, contando los 55 000 hombres que había al final en Angola, alrededor de 280 000 hombres y 50 000 oficiales, se creó una situación muy difícil, aunque ya habíamos hecho las correspondientes reducciones paulatinamente cuando cayó la Unión Soviética, y esto lo practicamos nosotros en las Fuerzas Armadas, y nos dio resultado, y hemos tenido éxito en todo.

Pero vale la pena repetir este concepto. "También es un concepto de validez permanente que mientras menos recursos existan, mayor disciplina se requiere y más hay que prever, planificar, organizar, exigir y ahorrar. Así lo impone con urgencia la actual coyuntura económica internacional".

En el 2003 el barril de petróleo se cotizaba en alrededor de 28 dólares. En igual fecha del pasado año ya estaba entre 70 y 80. En días recientes rompió la barrera de los 145 dólares, más de cinco veces el precio de hace apenas cinco años, y es imposible predecir hasta dónde será la escalada, ya que su agotamiento a nivel mundial es más rápido de lo calculado. Como un ejemplo de lo expresado, hace unas horas, en Europa, el precio del barril rebasó los 147 dólares, el petróleo de Brent, del norte; estuvo a 145 hace unas 72 horas, bajó un poco, después hace unas horas se puso ese a 147; no había movimiento en el mercado de Estados Unidos y, mientras estábamos en el receso del almuerzo, en Nueva York alcanzó la misma cifra, un poco más, 147,50. El dólar siguió devaluándose.

A lo anterior se suman otros factores como la producción de agrocombustibles, la especulación financiera y la devaluación del dólar —por citar sólo algunos de los fundamentales— que han disparado los precios de prácticamente todos los productos destinados a la alimentación humana y de los insumos para producirlos.

Tres ejemplos. En julio del 2007, el costo de importar una tonelada de arroz ya se había elevado hasta 435 dólares, hoy exige erogar 1 110 por tonelada, lo que antes era 435. Igual cantidad de trigo, una tonelada, el año pasado, cuando hablábamos en Camagüey, se compraba por 297 dólares, ahora requiere más de 409. Y como dije el 26 de julio en Camagüey, la tonelada de leche en polvo se cotizaba en ese momento al astronómico precio de 5 200 dólares mientras hace cuatro años se adquiría por unos 2 100, menos de la mitad del precio actual.

¡Todo sube!, y para colmo, entre los que más han crecido están los precios de los fertilizantes, esenciales para que los rendimientos sean mayores. Uno de los más importantes, la fórmula completa de cultivos varios, elevó su precio de 303 dólares la tonelada en julio de 2007, a 688 en este momento. Otro fertilizante muy empleado, la urea, la tonelada costaba unos 400 dólares hace un año, ahora hay que pagar casi 700. ¡Parece obra del diablo!

Se va cumpliendo de manera abrumadora la predicción de Fidel en su Reflexión del 28 de marzo del 2007: "Condenados a muerte prematura por hambre y sed más de 3 mil millones de personas en el mundo", así la tituló. Y para tan terrible realidad no se vislumbran soluciones, al menos con la inmediatez que se requiere.

Y la situación puede incluso empeorar, aunque algunos se empeñen en cerrar los ojos ante ella. Seguiremos haciendo cuanto esté a nuestro alcance para que esas serias adversidades afecten lo menos posible a nuestro pueblo, pero es inevitable que sufriremos cierto impacto en determinados productos y servicios, pues además el enemigo está haciendo hasta lo imposible para multiplicarnos las dificultades, con la absurda aspiración a ponernos de rodillas.

Ante cada medida adoptada últimamente en nuestro país, sale enseguida algún funcionario del gobierno de los Estados Unidos, desde un vocero hasta el propio Presidente, calificándola de "insuficiente" o "cosmética".

Aunque aquí nadie les ha pedido opinión, reitero que jamás adoptaremos una decisión, ¡ni la más mínima!, como resultado de la presión o el chantaje, venga de donde venga, de un poderoso país o de un continente entero.

Ya lo demostramos cuando bajo el dictado del gobierno de los Estados Unidos, nos expulsaron de la OEA y todos los países latinoamericanos, con la honrosa excepción de México, rompieron relaciones diplomáticas con Cuba.

También recordamos cuando en 1996, bajo la misma batuta imperial, los países de la Unión Europea adoptaron la llamada "posición común" contra Cuba.

A estos supuestos acusadores, en primer lugar a los Estados Unidos, los pueblos los han sentado en el banquillo de los acusados, por los cientos de personas mantenidas durante años en el territorio usurpado a nuestro país por la Base Naval de Guantánamo, en condiciones infrahumanas y desconociendo las normas universalmente aceptadas de trato a prisioneros.

Millones de personas en el planeta los condenan por los cientos de miles de civiles asesinados por las bombas y la metralla del ejército de ocupación, a los que eufemísticamente llaman "daños colaterales"; por el empleo indiscriminado de la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las cárceles clandestinas; por llevar a cabo o ser cómplices de traslados secretos de prisioneros y otras graves violaciones de las leyes y los derechos humanos.

Es iluso soñar que un pueblo que ha resistido actos terroristas, guerra económica y agresiones de todo tipo durante medio siglo, va a renunciar a conquistas fruto de enormes sacrificios, sólo para satisfacer a determinados círculos de poder de los Estados Unidos o a quienes los secundan en otras partes.

La desigual batalla de esta pequeña isla frente a tan poderoso enemigo le ha granjeado el respeto de los pueblos y de gran parte de los gobiernos, fundamentalmente de los países del Tercer Mundo. Otros, aunque no comparten algunas de nuestras ideas, han asumido una actitud más realista.

Voy a abordar ahora otro asunto importante de nuestra economía. Tenemos que revertir definitivamente la tendencia al decrecimiento del área de tierra cultivada, que entre 1998 y 2007, en sólo 9 años, disminuyó en un 33% —una tercera parte de la tierra cultivada—, en lo que influyeron de manera considerable las limitaciones impuestas por el período especial. Dicho en pocas palabras: ¡hay que virarse para la tierra! ¡Hay que hacerla producir!

Se trabaja sin improvisaciones ni apresuramientos. Ya existe una estrategia clara y un plan de acciones desde el nivel nacional hasta la base productiva.

Son ideas acerca de cómo debe ser la agricultura y la ganadería en Cuba en el momento actual, en que alrededor del 75% de la población es urbana, lo que no quiere decir que el 25% restante trabaje en el campo. Por lo tanto, no puede quedar una hectárea apta sin sembrar, en primer lugar en la periferia inmediata de cada poblado y ciudad. Es mucho más económico aprovechar óptimamente esas tierras cercanas que el incosteable traslado de trabajadores o estudiantes a grandes distancias, a veces para laborar media jornada. Así evitamos pérdidas y baja productividad.

Ahí están los magníficos resultados de la agricultura urbana, que sin recurrir a movilizaciones ni a grandes gastos realiza una notable producción de vegetales y ha contribuido al hábito de consumir ese importante alimento y además proporciona empleo a más de 300 mil personas, incluidas unas 67 mil mujeres y alrededor de 40 mil jubilados.

Son propuestas realistas para un país cuyos recursos no siempre permiten acudir a las modernas tecnologías, muy productivas, pero caras y que además consumen combustible. Las emplearemos cuando se justifique económicamente, como se viene haciendo con la maquinaria e implementos agrícolas, los productos químicos, los sistemas de riego y los cultivos protegidos, con resultados alentadores aunque todavía incipientes.

Pero también hay notables experiencias de productores que alcanzan buenos resultados combinando la ciencia con el buey, el abono orgánico, otros medios tradicionales y sobre todo mucho y eficiente trabajo.

Admiro la gran empresa estatal socialista, incluidas las agropecuarias, y no renunciaremos a ellas. Conozco varias que producen con eficiencia. Lo anterior no niega en absoluto el papel de la cooperativa en sus diversas modalidades y del pequeño agricultor, de los que también puedo poner ejemplos muy destacados.

Todas son formas de propiedad y producción que pueden coexistir armónicamente, pues ninguna es antagónica con el socialismo.

Durante el proceso de reflexión sobre el discurso del 26 de julio el pasado año en Camagüey, realizado a lo largo y ancho del país, se hicieron más de 141 mil planteamientos referidos a la producción o el precio de los alimentos. Fue uno de los temas más abordados.

En los doce meses transcurridos se ha trabajado para implementar lo que afirmé en esa ocasión: la tierra, los recursos y todo el apoyo necesario estarán cada vez más a disposición de quienes produzcan con eficiencia, independientemente de que sea una gran empresa, una cooperativa o un campesino individual.

En fecha muy próxima, tan próxima que puede ser la próxima semana, se aprobarán —se puede decir se aprobó ya anoche en una reunión conjunta del Buró Político con el Consejo de Estado y otros invitados— las disposiciones legales para iniciar la entrega en usufructo de tierras ociosas a quienes estén en condiciones de ponerlas a producir de inmediato, y se adoptarán otras medidas asociadas a la actividad agropecuaria.

Ya se han ido poniendo en práctica algunas necesarias para asegurar este proceso, como la creación de las delegaciones municipales del Ministerio de la Agricultura y el reordenamiento de su sistema de empresas.

El Partido, el Gobierno y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la ANAP, desde el nivel central hasta los municipios, están siguiendo de cerca este proceso, que inevitablemente requiere algún tiempo para que los resultados sean notorios, sobre todo en medio de una situación económica internacional desfavorable.

Ahora se impone como nunca invertir con racionalidad nuestros limitados recursos, esencialmente en la obtención de utilidades que permitan costear los ya elevados gastos sociales del país. La producción de alimentos, la sustitución de importaciones y el incremento de las exportaciones, continúan siendo líneas fundamentales. Además el ahorro, que como ha orientado el compañero Fidel, es hoy nuestra fuente de recursos más inmediata y factible. En primer lugar, el combustible.

Establecer prioridades y cumplirlas estrictamente. Postergar las inversiones que no sea imprescindible acometer de inmediato. Donde resulte posible, lógico y se puedan crear las condiciones, acudir al doble turno para utilizar mejor los equipos disponibles y acortar el tiempo de terminación de las obras, muy especialmente en el sector de la construcción.

Aprovechar las instalaciones existentes. Por ejemplo, remodelando viejas edificaciones subutilizadas, de las que hay bastantes por todo el país, es posible ubicar, como ya se está haciendo, el equipamiento de las nuevas industrias que se construyen como parte de los programas de la Alternativa Bolivariana para las Américas, el ALBA, especialmente en colaboración con Venezuela.

Otro asunto en el que quiero detenerme es el consumo de alimentos y demás productos destinados a comedores obreros, escuelas, hospitales, etcétera, o sea, no hablo de los que se venden por la libreta de abastecimiento o en forma liberada.

En esa esfera, que los especialistas han denominado "consumo social", no puede continuar el derroche, la falta de planificación, el descontrol ni su crecimiento desmedido.

Sobran ejemplos recientes de cuánto todavía se despilfarra, se emplea en un destino diferente al previsto en los planes o se inmoviliza en un almacén.

Mencionaré algunos casos detectados en una reciente visita realizada por el Comité Central del Partido a centros de la capital, o sea, centros de trabajo, hospitales, escuelas, a partir de una experiencia iniciada por el Ministerio de Comercio Interior.

Aprovecho para reconocer los esfuerzos que viene realizando este ministerio, que es muy complejo y difícil, en particular su jefe, para cambiar justificaciones por espíritu de resolver los problemas. No es solo un reconocimiento merecido, es a la vez una nueva alerta a cuantos administran o dirigen: revísense constantemente, siempre pensando que nada es perfecto y que todo puede hacerse mejor.

Primera conclusión de estas visitas: mes tras mes se entrega la asignación completa de alimentos, como si nadie faltara un solo día al centro de trabajo o estudio.

Resultado: alimentos por encima del inventario autorizado, que es de 45 días de cobertura, en la mayoría de los centros visitados. No mencionaré nombres, no es el objetivo, pues desafortunadamente es algo bastante generalizado, repito, bastante generalizado.

Dije que debía tener cubierto 45 días, ¿no? Arroz: un hospital con 147 días de consumo, otro hospital con 123, y otro hospital 119 días; un centro de estudios interno 88 días, el doble, otro 86 días, de ese alimento que ha incrementado su precio en más del doble en el último año y vale más de mil dólares la tonelada de arroz.

Azúcar, aquí la cosa es en grande: un centro de estudios con una cobertura de 908 días ¡más de dos años!, otro centro de estudio con 639 días, otro con 294 días; un centro de trabajo con 300 días de azúcar, otro 136.

Aceite: un centro de estudios 206 días, un centro de trabajo 128.

Son cifras impresionantes y espeluznantes. Imagínense esta situación en los miles de comedores existentes en Cuba. Todo eso crea además condiciones propicias para el robo, el desvío o el propio deterioro de los alimentos.

Es la consecuencia de abastecer con métodos burocráticos, sin molestarse en comprobar cuántos productos sobraron del mes anterior para completar lo necesario. No, si le toca tanto todos los meses le dan tanto, y si un mes, porque se retrasó un barco o por lo que sea, no le dieron lo que corresponde, en el mes próximo le dan lo del mes y lo que dejaron de darle en el mes anterior. Y son alimentos que en muchos casos se distribuyen gratuitamente o se venden a precios muy inferiores a los reales, que suben a diario. Basta decir —observen esto— que para importar el mismo volumen de alimentos que en el 2007, el año pasado, la misma cantidad, este año se requerirían 1 100 millones de dólares más, para recibir lo mismo. Fíjense si es espeluznante lo que estoy narrando.

Sé de organismos, muy pocos por cierto, donde esto no ocurre, sencillamente porque se planifica, controla y exige. Es por tanto algo que está en manos de nosotros resolver, sin recursos adicionales y en muy breve tiempo.

Son problemas nuestros. Surgirán otros en el futuro, así es la vida, pero cada vez que detectemos algo mal hecho, hay que trabajar sin descanso hasta eliminarlo.

En realidad los retos son grandes y difíciles, pero de situaciones peores ha salido airoso nuestro pueblo.

Permítanme poner un ejemplo de las FAR —me da vergüenza, hasta el otro día fui el ministro de las fuerzas armadas—, pues pienso que encierra una valiosa experiencia para momentos como estos.

La desaparición de la Unión Soviética significó la pérdida de suministros decisivos para la defensa del país, en momentos en que nuestra economía no podía asegurarlos.

Primero dijimos que los frijoles eran tan importantes como los cañones, y cuando la situación se agravó, llegamos a afirmar que los frijoles eran más importantes que los cañones. Algo similar le sucede en estos momentos al país.

No hubo lamentos ni justificaciones. Las tropas marcharon a los campos agrícolas y en un plazo relativamente breve produjeron sus alimentos, salvo los que no resultaba lógico o posible, no vamos a producir sal o azúcar, o trigo, que no se puede dar en Cuba. De forma simultánea se fueron organizando las estructuras empresariales que asumieron gradualmente esas producciones, y los combatientes regresaron a sus actividades habituales. Se creó la Unión Agropecuaria Militar, cuyas siglas dicen UAM.

Han transcurrido más de 15 años desde entonces. Hoy la preparación para la defensa del país es más efectiva que nunca, incluyendo la Operación Caguairán, que debe ser del conocimiento de todos ustedes y que continúa exitosamente, y además logramos modernizar el armamento —desde la caída de la Unión Soviética no hemos adquirido armamentos, porque tienen precios prohibitivos, y modestamente, con la colaboración de otros órganos de la Administración Central del Estado, los hemos movilizado, los hemos modernizado y constituyen una gran proeza, porque se ajustan perfectamente al tipo de guerra que libraríamos si fuéramos invadidos por el más poderoso país del planeta, que es Estados Unidos. Hemos adquirido piezas de repuestos, además de las que hacemos, decenas de miles de mirillas telescópicas para los francotiradores, si vamos a hablar de armamentos, y algunas cosas menores; pero somos más fuertes que nunca—, gracias al esfuerzo y la inteligencia de los ingenieros y obreros de numerosos organismos, tanto militares como civiles. Y esta importante tarea continúa, es permanente.

Las FAR siguen produciendo alimentos y ya abastecen el 79% de sus necesidades, ahora mediante 24 grandes empresas agropecuarias militares donde laboran miles de trabajadores civiles. La mayoría funcionan, además, con eficiencia y generan utilidades.

Por eso soy un admirador y firme defensor de la gran empresa estatal socialista industrial, agropecuaria o de lo que sea, pero no subestimo ni a las cooperativas ni a los campesinos, como dijimos.

Y el que más y el que menos tiene un pariente en el Servicio Militar y les pueden preguntar la calidad y cantidad de la comida.

Ese espíritu que les acabo de explicar, de hace alrededor de 15 años, prendió en nuestro pueblo, el de ¡Sí se puede! Por eso venció obstáculos al parecer insalvables en la etapa más crítica del período especial.

Así vamos a hacerlo nuevamente, como siempre —y no estoy proponiendo que empecemos a cerrar fábricas y llevar obreros al campo, por eso decimos que lo primero es, toda la tierra, sea del que sea, próxima a todas las ciudades y poblados, de todos los tamaños, es traer la tierra a la ciudad, para no tener que llevar la ciudad al campo, empezar por ahí—, con el esfuerzo unido y consciente de todos los patriotas. Produciremos alimentos, preservaremos las principales conquistas de la Revolución y seguiremos avanzando sin descuidar un minuto la defensa.

Dediquémonos, con modestia y sin fanfarria, cada cual en el puesto que le corresponde, al cumplimiento diario y estricto del deber. Repito: Dediquémonos, con modestia y sin fanfarria, cada cual en el puesto que le corresponde, al cumplimiento diario y estricto del deber.

¡Pienso que esta es la clave para vencer!

Muchas gracias.

(Ovación)

Bueno, ¿creen que estén de acuerdo?

Alarcón, usted que es un hombre experimentado en aplausos y votaciones, ¿piensa que están de acuerdo los diputados? (Aplausos.)

Les ruego que se sienten brevemente. Ya esto es extraoficial, aunque puede considerarse como parte del discurso.

Como ya decía en el discurso, hay cuestiones que son opiniones personales y que no son inmutables, hay otras que son conceptos, son ideas, otras son informaciones. Este mismo fenómeno con los precios de los alimentos y este mismo fenómeno (lo del consumo social), que lo acabamos de decir, esto es como para que no llegue al 26 de Julio; pero, bueno, faltan solo 15 días para el arribo del 55 aniversario de los ataques a los cuarteles del Moncada y de Bayamo, "Carlos Manuel de Céspedes".

Aquí hay cuestiones que son, como les dije, para pensar y hay cuestiones que son directivas, ya que ustedes están de acuerdo, como órgano supremo del poder del Estado, con lo que dijimos ahí; puede ser que alguno no esté de acuerdo con algunas de las cuestiones planteadas, por eso digo que hay unas que son simples expresiones y opiniones personales y otras que son conceptos, pero que constituyen directivas.

Ayer se discutió, entre otras cuestiones, por los compañeros que les dije, los órganos superiores del Partido y del Estado —aunque el órgano supremo del poder del Estado son ustedes, no el Consejo de Estado—, y unánimemente estuvimos de acuerdo con esto.

Ya inmediatamente se había empezado a trabajar y habrá que elaborar, por el Buró Político, el Consejo de Ministros, si fuera necesario también con el Consejo de Estado, con la aprobación de algún Decreto Ley como el que les mencioné de las tierras hace un momento, hay que sacar una directiva, y si hay tiempo, para el próximo Consejo de Ministros ya la podemos empezar a discutir por allí.

Esto desde ahora es así, y a luchar por eso. Eso forma parte ya de las cosas que tendremos que discutir y ya tendremos tiempo de comprobar si sirven o no, cuando celebremos a fines del año que viene nuestro Congreso, porque todos los que estamos aquí, que representamos la voluntad del pueblo, que nos eligió, y del Partido que igualmente nos eligió, aunque hace mucho tiempo, estamos de acuerdo.

Pero es muy importante que uno que se sienta allí donde yo estoy (Realiza gesto indicando una barba), está también plenamente de acuerdo (Aplausos).

Ya voy a terminar, siéntense (Risas). Y, además, una anécdota también, empezamos casi con un chiste, podemos concluir con otro, pero real. Al llevarle el material, del cual ya habíamos discutido temas a tratar, igual que próximamente en Santiago de Cuba, el 26 de Julio, serán otros temas, como es natural, ni todos pueden enfocarse en una tarde o en una sola sesión de la Asamblea —que hay muchos temas de estos que al desarrollarlos tendrán que volver aquí—; realmente es un discurso difícil (el pronunciado), su propia elaboración, se lo llevé un poco tarde. Él tiene su vida muy activa, haciendo ejercicios, escribiendo, meditando, pensando, a veces es él el que me da noticias internacionales que yo no he tenido tiempo de leer, y le pedí que me contestara lo más rápido posible. Batió récord esta vez, y a través de la interlocutora, que por teléfono me avisaron, hace dos días —por eso la reunión de antes de ayer la tuvimos anoche— y dijo que estaba totalmente de acuerdo —quiero recordar textualmente lo que dijo—, "está perfecto". Cuando me lo comunican, cosa que me alegró mucho, le dije a la persona que hablaba conmigo que lo felicitara, ella me contesta: "¿A él?", digo: "Sí, felicítalo, porque tiene un hermano muy inteligente y lo aprendió todo de él" (Risas y Aplausos).

Ricardo Alarcón

.- Yo dije que usted iba a hacer las conclusiones y las hizo, así que, por lo tanto, lo único que me queda a mí por hacer es declarar concluido este período ordinario de sesiones. Buenas tardes (Aplausos).