Por: Miles Useche (Tribuna Popular)
Desde 1998, en el campo político venezolano, a partir de la quiebra definitiva del modelo puntofijista, se ha encarnizado la lucha por la hegemonía política. Diez años después, aún no se decide totalmente a favor de una de las fuerzas sociales y políticas en conflicto, existe un “empate estratégico” que se repite una y otra vez en el camino electoral pacífico que nos estamos construyendo.
Es evidente que el pueblo venezolano se ha anotado importantes victorias políticas frente a sus enemigos históricos, pero no han sido aprovechadas para consolidar y profundizar el proceso de transformaciones que impone la Revolución Bolivariana con la clase trabajadora a la cabeza, en muchos casos porque las personas electas, tanto para las alcaldías y gobernaciones, como para regir los mandos en ministerios, corporaciones e institutos en general, no representan por sus posiciones políticas y, en algunos casos por sus actuaciones administrativas, ninguna opción de cambio y mucho menos de contenido socialista.
Todo lo anteriormente citado, se debe en lo fundamental a que la “vieja sociedad” ha permanecido incólume en su estructura político-ideológica y al ser esto así, las clases dominantes, si bien han disminuido su presencia en el aparato del Estado, conservan una significativa cuota de poder y su libre accionar en lo económico-político.
Esto se traduce en que no ha cambiado en lo esencial la estructura y la dinámica institucional y cultural, incluida la ética y la moral capitalista, impidiendo cumplir así con cualquier propósito realmente revolucionario, transformador de lo existente.
Actualmente entonces, es necesario derribar los muros que apartan al pueblo venezolano de sus determinaciones revolucionarias y lo justo y necesario es maximizar los esfuerzos por contribuir en el desarrollo de la conciencia política de las masas y fortalecer su organización, aún cuando sea todavía precaria en lo cualitativo hacia el interior del PSUV y en lo cuantitativo hacia los aliados probados del proceso; pero teniendo como referencia la seguridad de que nuevas confrontaciones habrán de presentarse en lo sucesivo, en la lucha definitiva por resolver las contradicciones y la crisis revolucionaria en desarrollo.
Recientemente, el Comandante-Presidente Hugo Chávez, en visita a Guayana, a propósito de iniciar los trabajos de la nueva siderúrgica, dejo claro su disposición de profundizar en el camino de construir el socialismo, de aprovechar la crisis actual del capital para avanzar audaz y efectivamente en el proceso global económico, social, político, ideológico y cultural de la transformación socialista de Venezuela. Es más, mostró su disposición de ponerse al frente de la CVG, para entre otras cosas enfrentar las mafias y corruptelas de toda laya que pululan en esa corporación de desarrollo.
En consecuencia, debemos disponernos a intensificar y profundizar la transición de la economía capitalista rentística y parasitaria a una economía de carácter socialista, productiva y diversificada, que ponga en manos de los trabajadores la propiedad de los medios de producción fundamentales de la sociedad y el control directo de la producción, de su planificación y administración. Avancemos hacia otra victoria popular, consolidando el Socialismo. Así de sencillo.